La campaña publicitaria para el Ayuntamiento de Barcelona (práctica universitaria no real) tiene como objetivo principal fomentar el acercamiento entre los vecinos. Su propósito es forjar una comunidad cohesionada que celebre la diversidad cultural, lingüística y nacional presente en Barcelona. Para lograr este efecto de unidad y comunidad, se optó por representar a personas en forma de ilustraciones entrelazadas, evocando la imagen de un puzzle. Esta elección confiere dinamismo a la obra al resaltar elementos orgánicos, otorgándole una cercanía palpable. La tipografía elegida se integra armoniosamente con la ilustración, asegurando que ambas ocupen un lugar destacado. La ilustración adopta un enfoque minimalista, utilizando únicamente el negro y el rojo, lo que permite al receptor imaginar la diversidad de tonos de piel y fomenta una interacción activa con la publicidad. Pequeños detalles en rojo añaden vitalidad a la composición y simbolizan el amor y la amistad.